Causatus Mentis

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In υλισμός on 24 24America/Mexico_City octubre 24America/Mexico_City 2012 at 7:30 PM

La simple idea de comenzar este texto con un fragmento de la famosa frase pronunciada por Elizabeth Taylor, en principio parecía adecuada; sin embargo, “las ideas mueven al mundo” pareciera ser más un buen deseo que algo concreto.

Pienso que un gran laboratorio de pruebas es nuestra mente, dónde podemos experimentar y construir prácticamente lo que se nos ocurra sin esbozar una línea, una fórmula o una ecuación que la sustente, como reza otra frase trillada: “la imaginación es el límite”. Y posiblemente, ése es el problema: las ideas que se generan tienen un límite, están cercadas por sólo aquello que conocemos y de lo que somos conscientes de su existencia. Un ejemplo claro es la alimentación actual: hace unas décadas, muchas personas no sabían que en cada bocado de un desayuno de huevos fritos introducía en su organismo una cantidad de colesterol extra que el organismo no necesita, sumándole al proceso digestivo carbohidratos y azúcares complejos mediante un par de hotcakes con miel, complementando con una taza de la poco apta para consumo humano leche entera de vaca. “El desayuno es la comida más importante del día” es una creencia popular. No se hablaba de triglicéridos. La gente no tenía miedo de lo que comía porque desconocían de qué están constituidas a nivel molecular y lo que eso provocaba en el organismo. La idea de “si sabe rico, es bueno” era suficiente y no fue hasta que la ciencia empezó a ampliar ese cerco, investigando más a cerca de los alimentos que consumimos y sus efectos en el cuerpo humano, que las personas empezaron, un poco, a preocuparse por aquello que se llevaran a la boca.

 Si bien es cierto que muchos de los artefactos que nos rodean y facilitan la vida hoy en día, se construyeron a partir de una idea, ésta por si misma no basta para materializarla, para que sea funcional y que pueda “mover al mundo”. Como mencionamos antes, las ideas estarán limitadas a generarse a partir de lo que se conoce, e incluso las soluciones a problemas normalmente no se producen sin que éstos les precedan como detonante: la idea de llevar al Hombre a la Luna fue motivada por el problema del costo político y mediático que estaba sufriendo Estados Unidos por los logros que tuvo la antigua Unión Soviética en el desarrollo de cohetes que podían colocar artefactos y seres humanos en órbita espacial, independientemente del logro científico y tecnológico que esto representaba para las personas que se encargaron de idear los diferentes artefactos de transporte, navegación y supervivencia que requería el proyecto.

 Las ideas, aún como ejercicio cognitivo, estarán supeditadas a nuestros conocimientos y a la manera en que decidamos, de manera empírica o razonada, cómo combinarlos o aislarlos, siendo más certeros cuando tenemos más información, evitando caer en la cueva de Platón generando ideas erróneas con respecto al universo tangible.

  Podemos pensar en unir dos elementos independientes mediante un sistema de fijación, por ejemplo, dos placas de madera. Si solo conocemos pegamentos como sistema de fijación, podremos idear diferentes maneras de fijar las placas de madera, en las que consideraremos al pegamento como elemento principal de unión, porque sabemos cómo funciona, para qué sirve y lo más sensato sería utilizarlo en la resolución de dicho problema. Cuando se introduce una nueva variable, como que no se requiera una unión permanente de las placas, entonces comenzará el proceso de idear un sistema de fijación alternativo al pegamento, ideando otro método que se pueda desarrollar con la tecnología existente, motivando entonces a ampliar nuestro bagaje técnico para resolver de una manera óptima el problema. Cuando aumentamos nuestro conocimiento, no solo aprendemos a resolver problemas comunes, sino que empezamos a generar ideas de cómo mejorar lo existente y aún más allá, idear la manera de producir nuevos artefactos e incluso conceptos combinando los elementos que conocemos: cuando más información tenemos, surgen más ideas de cómo poder materializarlas.

 Retomando el inicio de este artículo e invocando a Arquímedes de Siracusa, me atrevo a blasfemar combinando ambas ideas en un enunciado no definitivo, pues todo es susceptible a mejorar: las ideas mueven al mundo, si tienen un punto de apoyo para una palanca.

>Tilo