Causatus Mentis

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In τέχνη on 29 29America/Mexico_City octubre 29America/Mexico_City 2013 at 9:40 PM

El primer paso es siempre el definitorio. Determina a veces la calidad del resultado, el efecto que tendrá en las personas y determinará en comparación con el último paso si el camino recorrido fue constructivo o destructivo, independientemente de si eso es “malo” o “bueno”.

A veces también es este primer paso el que determina si el camino requiere de un especial esfuerzo para mantenerse o lograr un objetivo deseado.

Ahora más que nunca veo junto con millones de personas que el arte no es más que el tránsito por este mundo. Cualquier paso puede ser tomado como el primero, aunque el origen nunca seamos nosotros. Incluso cuando parece que hemos llegado al paso final siempre existe la continuidad que cambia el resultado haciendo de este algo momentáneo, a veces hasta irrelevante.

La evolución siempre se ve en perspectiva. Podemos juzgar del presente hacia atrás, asi que no hay manera sensata de saber si el primer paso que damos hoy es el origen de lo que buscamos tener a futuro. Por eso todo origen es una aventura que se debe aceptar como viene, especialmente cuando pretendemos darle al camino la etiqueta de “artístico”.

Empezando por la nomenclatura, lo artístico, es casi en su totalidad un acto de fe creado desde la precisión de los pasos a seguir, con el método de lo empírico y la experiencia de la gente cuya obra respetamos. Precisamente al momento de seguir las vivencias de alguien más, al adoptar a alguien de mayor experiencia como un modelo a seguir, estamos adoptando un nuevo origen: el del ídolo. Al seguir sus enseñanzas y adoptar sus vivencias estamos dando continuidad a ese origen ajeno, en el mejor de los casos, y de forma inevitable, creando una especie de final alternativo de eso originado, con el valor de una historia propia, con otra interpretación de la vida y otros códigos.

Por eso es que para ninguna arte existe “El Método”, “El Camino”. No hay absolutos, ni en el arte de contar historias, ni en el de bailar, ni en el de liderar a un pueblo, ni en el de educar infantes. No existe la trayectoria perfecta, ni el objetivo óptimamente logrado, ni la verdad absoluta. Todos son aproximaciones y valoraciones con mayor o menor exactitud. No todos obtienen lo que determinaron ni ganan lo que codiciaban, pero nadie se va con las manos vacías.

El acto de iniciar en sí mismo es uno que trae abundantes retribuciones. La creación abre las posibilidades de la existencia, incluyendo todo lo existente – material, espiritual, energético…

Solo se requiere ese primer paso, más o menos difícil, más o menos claro, más o menos decidido. Esa palabra, como la primera que fue según los más grandes mitos. “En el principio creó…”

De esta maraña se teje la historia, la vida misma. Y todos venimos de ahí.

> Fénix

 

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In τέχνη on 29 29America/Mexico_City enero 29America/Mexico_City 2013 at 8:30 PM

El hombre es tiempo y circunstancia. Y relación.
Sin hombre no hay sociedad, pero sin sociedad no hay más que un simio. Uno solo.
Sin sociedad, no hay necesidades vitales cubiertas, no hay colaboración. Tampoco hay construcción, solo vivir día a día desde uno mismo. Sin sociedad hay mera sobrevivencia. Con algo de suerte.
Sin sociedad no hay construcción, decía. No hay creación ni artificio alguno. No hay nada artificial. No hay arte.
-Empecemos otra vez.

Arte, arte… Ah sí. Arte.
Se preguntan las mentes ociosas si es el arte el que imita la naturaleza, o si la naturaleza en algún punto imita al arte. La única manera posible de que eso suceda, aunque no es muy probable, es que lo artificial sea imitado por la naturaleza desde su consciencia propioceptiva, implícita en nosotros los seres conscientes. Pero los únicos seres conscientes con capacidad de alteración de su entorno son los seres humanos.
Así que somos los brazos de la naturaleza que decide imitar al arte y crear algo nuevo. […] Para que este arte afecte a… sus propios brazos.
-Eso no suena bien.

Entonces el arte.
El arte tiene un objetivo, honestamente explícito o ingenuamente implícito: afectar. Pero ¿cómo afectar si no hay enlace y/o conexión?
Se necesita un nexo (enlace), un cómo y a través de qué afectar a un quién determinado. El cómo puede tener muchos nombres, y cada uno tener sus especificidades: pintura, escultura, música… y este nombre determinará ese a través de qué. Podrá oírse, verse, tocarse…
¿El quién? Uff… quien lo desee. Quien se obsesione con el cómo y se precie de su a través. Quien crea que su resultado vale el tiempo y esfuerzo puesto en él. Quien tome un tiempo en su día en ser obstinado y perfeccionar lo artificial que es capaz de crear, desde sus manos, su cuerpo, su mente.

…Y la pregunta lógica: ¿Entonces la ciencia es un arte? ¿Y la moda? ¿Qué hay con las ventas, la oratoria? ¿La gastronomía y la medicina?
Por supuesto.
Pocos son los verdaderos artistas que expresan su necesidad vital de tocar al otro con tanta pasión que transforman la vida ajena y la propia, sin importar si saben entonarse, o tienen facilidad de expresar lo que sienten desde el movimiento de su dedo anular.
Es de esas cosas que, en algunas ocasiones, la llamada “comunidad artística” olvida en su ensimismamiento creador. El secreto del arte está en el enlace. Sin enlace no hay arte. El acto transformador nace del nosotros, tal como en los misterios divinos, tal como en el amor.
-Ya. Así debe ser.

>Fénix